Crédito: Fundación Española del Corazón, 2008
El colesterol es un esteroide, un lípido esencial para las membranas de nuestras células, como precursor de la vitamina D, de ácidos biliares y de hormonas como la testosterona1… pero claro que en exceso puede matar. Veamos cómo.
En la sangre, una sopa de proteínas por la que circulan nuestros glóbulos rojos y blancos y plaquetas, también aparece. Y lo hace formando complejos con otros lípidos y proteínas. Hay varios de estos complejos, pero los más conocidos son el de alta densidad (HDL o “colesterol bueno”) y el de baja densidad (LDL o “colesterol malo”). El LDL es más rico en colesterol y cuando nuestros niveles de colesterol y LDL son altos, este último tiende a adherirse a las paredes de nuestras arterias formando placas de ateroma. Así, pueden llegar a obstruirse, y si esto ocurre en las coronarias (las grandes cañerías del corazón) puede desembocar en paro cardíaco2. Ese trágico final no es tan raro como pueda parecer, porque el asesino ni se ve ni provoca dolor que pueda darnos la pista de que algo va mal: de ahí la importancia de vigilar los niveles de colesterol con análisis periódicos y mantenerlos a raya.
Esquema que refleja cómo las moléculas de LDL, que a su vez contienen colesterol, pueden acumularse en las paredes de una arteria llegando a desencadenar fibrosis y obstrucción de la misma. Elaboración propia a partir de 1, 2 y 3. |
Un adulto sano tiene alrededor de 150 gramos de colesterol. Llama la atención que muy poco de ese colesterol viene de nuestra dieta, sino que la mayoría lo sintetizamos nosotros mismos (sobre todo nuestro hígado, que trabaja a destajo)1. A pesar de todo, cuanto podemos hacer si tenemos el colesterol alto es intentar reducir el que incorporamos a través de nuestra alimentación, y en último término bloquear su síntesis por nuestro propio organismo, que es lo que hacen las estatinas, medicamentos que interfieren con la producción de colesterol en el hígado.
Escribiendo este artículo nos ha surgido una duda más que sumar a las que evoca el anuncio: Hemos comentado la alimentación, pero ¿y el ejercicio físico?
La revista Journal of the American College of Cardiology acaba de publicar un estudio que demuestra que correr a velocidad moderada, incluso durante sólo 5 o 10 minutos diarios, reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y los niveles de colesterol3. En los corredores también se han visto menos diabetes y obesidad.
Escribiendo este artículo nos ha surgido una duda más que sumar a las que evoca el anuncio: Hemos comentado la alimentación, pero ¿y el ejercicio físico?
La revista Journal of the American College of Cardiology acaba de publicar un estudio que demuestra que correr a velocidad moderada, incluso durante sólo 5 o 10 minutos diarios, reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y los niveles de colesterol3. En los corredores también se han visto menos diabetes y obesidad.
Pero amigos, este estudio tiene trampa, o al menos algo con lo que hemos de llevar ojo: correlación no es lo mismo que causalidad. Es decir, vieron que en los que más corren los niveles de colesterol son más bajos, pero no necesariamente son más bajos porque corran más. De hecho, podría haber causalidad inversa, es decir, que los más sanos corren más porque son más sanos, y no son más sanos porque corran más. Trabalenguas aparte, la conclusión es simple: estos datos simplemente van de la mano. Además, los propios investigadores reconocen ciertas limitaciones. Por ejemplo, que algunos voluntarios podrían haber inflado el tiempo que dicen correr porque es una actividad socialmente bien vista. Por otro lado, sin embargo, es un estudio bastante exhaustivo y que ha sido realizado sobre un grupo enorme de personas (¡más de 55.000 adultos!).
Sea como sea, con la ciencia de nuestro lado y siempre desde el sano escepticismo, te animamos a calzarte las deportivas y echar a correr… ¡se ponga el colesterol como se ponga!
Fuentes
- Vollhardt P., Schore N. (2011). Organic Chemistry, Structure and Function 6th Edition. W. H. Freeman and Company New York.
- Nelson D. L., Cox M. M. (2008). Lehninger Principles of Biochemistry 5th Edition. W. H. Freemand and Company New York.
- Lee, D. C., Pate, R. R., Lavie, C. J., Sui, X., Church, T. S., & Blair, S. N. (2014). Leisure-time running reduces all-cause and cardiovascular mortality risk. Journal of the American College of Cardiology, 64(5), 472–481. doi:10.1016/j.jacc.2014.04.058
¡Hola! Me ha encantado el artículo, en parte porque la explicación es clara y concisa y porque para los que no somos científicos es una buena forma de desechar mitos. Sólo quería preguntar una cosa al respecto, los yogures ya sean líquidos o sólidos que actúan contra el colesterol,¿ qué es lo que hacen verdaderamente en nuestro organismo?
ResponderEliminar¡Muchas gracias y seguid así!
¡Hola, anónimo!
EliminarMil gracias por tu comentario, le anima a uno a seguir escribiendo :) Estos productos llevan en su composición esteroles vegetales, que son muy similares a la molécula de colesterol (las plantas no tienen colesterol como tal... cero). Tan similares que compiten con el propio colesterol cuando ambos se reúnen en el intestino, disminuyendo la absorción de este último a la sangre.
Si te interesa indagar en qué hay de verdad y qué de marketing en esto de los llamados "alimentos funcionales", no dejes de leer a J.M. López Nicolás en http://scientiablog.com, lo pasarás bien. Cualquier duda que te quede no dudes en dejárnosla por aquí que intentaremos responderla, ¡y gracias de nuevo por leernos!
Pablo
P.D. También es verdad que a las empresas les gusta exagerar las cualidades de estos productos. En este caso, sin embargo, la EFSA (la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, que es la autoridad oficial competente en estas cuestiones) ha confirmado que SÍ funcionan (si no te fias de mi palabra, que harías bien, puedes leerlo tú mismo en EFSA Journal 2012;10(5):2693)
Osea que lo que combate el colesterol es más o menos más colesterol. Muchísimas gracias por tu contestación, me ha resuelto la duda.
ResponderEliminarSeguid así, es un gran trabajo y un gran blog.
Exacto, son moléculas muy parecidas: una especie de "Caballo de Troya" molecular ;) Gracias a ti, nuevamente.
EliminarPablo